Heridas de infancia, el origen de nuestros conflictos de adultos.
Cuando somos niños, somos como una esponja que absorbe todo lo que recibe sin filtro y nos construimos a través las manos de nuestros padres y de nuestro entorno familiar directo : imitamos sus comportamientos, recibimos afecto, aprendemos de reglas, límites y valores. Es ahí que se generan de manera inconsciente las heridas de infancia, que nuestros padres, al no sanar sus propias heridas de infancia, nos transmiten inconscientemente, al igual que su apellido, el color de los ojos o del cabello.
Hay heridas que no se ven pero que pueden arraigarse profundamente en nuestra alma y convivir con nosotros el resto de nuestros días. Las heridas emocionales son las huellas de los problemas vividos en la infancia y que determinan en ocasiones, cuando esta se activa, como será nuestra calidad de vida cuando seamos adultos.
Los estudios neurológicos demuestran que la etapa de la niñez es, sin duda, la etapa más importante en el desarrollo del cerebro del niño. Las primeras experiencias vividas afectaran inconscientemente y profundamente el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social del niño y en el adulto en el que se convertirá. Poder reconocer estas heridas emocionales implica reconocer y aceptar que nuestros padres no fueron perfectos y que nuestra niñez no fue tan linda como la recordamos. Aceptar nuestras heridas implica una gran dosis de valentía + voluntad de querer salir de nuestra zona de confort y tomar consciencia que podemos cambiar nuestra vida y que somos merecedores de la vida que sonamos.
“Las heridas emocionales son el precio que todos tenemos que pagar para ser independientes”.- Haruki Murakami
En esta nota me enfocaré en hacer una breve descripción de cada una de las 5 heridas emocionales mas comunes, con la cual cada uno de nosotros convivimos inconscientemente :
1. LA HERIDA DE INFANCIA DEL ABANDONO
Quienes han experimentado el abandono (real o simbólico) en su infancia consideran la soledad como su mayor enemigo. Les marcó tanto que se encuentran en constante vigilancia para no quedarse solos, por lo que en muchas ocasiones tomarán ellos la iniciativa de abandonar a los demás por temor a que los abandonen, como mecanismo de protección.
Su mayor temor es afrontar una separación, de forma que las relaciones son vividas con dosis de inseguridad, miedo y recelo, siendo más vulnerables a la creación de vínculos de dependencia afectiva. Prefieren vivir una vida de pareja toxica que estar solos.
Cómo sanar la herida: Trabajando el miedo a la soledad, el temor a ser rechazados y las barreras invisibles al contacto físico. Es el niño interior, y no el adulto, quien teme que lo dejen, por lo que hay que abrazarlo para que se sienta seguro y sea capaz poco a poco de disfrutar de sus momentos de soledad.
Frase de sanación: “Me amo y me acepto tal como soy”
2. LA HERIDA DE INFANCIA DEL RECHAZO
Es una de las heridas más profundas porque implica el rechazo hacia nuestros pensamientos, sentimientos y vivencias. Tiene su origen en experiencias de no aceptación por parte de los padres, familiares cercanos o iguales a medida que el niño va creciendo.
Cuando un niño recibe señales de rechazo crece en su interior la semilla del auto desprecio y piensa que no es digno de amar ni de ser amado, interpretando todo lo que le sucede a través del filtro de su herida. La mínima crítica le originará sufrimiento y, para compensarlo, necesitará el reconocimiento y la aprobación por lo demás.
Cómo sanar la herida: Empezando a valorarse y a reconocerse, obviando los mensajes que el crítico interno le envía, procedentes de su infancia.
Frase de sanación: “Me amo y me acepto tal como soy”
3. LA HERIDA DE INFANCIA DE LA HUMILLACIÓN
Esta herida se abre cuando el niño siente que sus padres lo desaprueban y critican, afectando directamente a su autoestima, sobre todo, cuando lo ridiculizan.
Construye una personalidad dependiente que está dispuesta a hacer cualquier cosa por sentirse útil y válida, lo cual contribuye a alimentar más su herida, ya que si los demás no lo reconocen, él tampoco lo hará. Quien ha sufrido la humillación tiene dificultades para expresarse y es especialista en reírse de el mismo. Se considera mucho más pequeño y menos importante de lo que en realidad es, olvidándose de sus propias necesidades.
Cómo sanar la herida: La humillación se erige como una carga emocional pesada en la espalda que necesita ser soltada a través del perdón hacia las personas que lo dañaron, haciendo las paces con el pasado.
Frase de sanación: “Me amo y me acepto tal como soy”
4. LA HERIDA DE INFANCIA DE LA TRAICIÓN
Surge cuando el niño se ha sentido traicionado por alguno de sus padres porque no ha cumplido una promesa. Esta situación generará sentimientos de aislamiento y desconfianza que, en ocasiones, pueden transformarse en envidia, debido a que el niño no se siente merecedor de lo prometido y de lo que otras personas tienen. Esta herida emocional construye una personalidad fuerte, en la que predomina la necesidad de control para asegurar la fidelidad y lealtad, que muchas veces no permite respirar a los demás.
Cómo sanar la herida: Hay que trabajar la paciencia, la tolerancia, la confianza y la delegación de responsabilidades en los demás.
Frase de sanación: “Me amo y me acepto tal como soy”
5. LA HERIDA DE INFANCIA DE LA INJUSTICIA
Esta herida emocional se origina cuando los progenitores son fríos y rígidos, con una educación autoritaria y no respetuosa hacia los niños. La exigencia constante generará sentimientos de ineficacia, inutilidad y la sensación de injusticia.
Esta herida emocional genera adultos rígidos que no serán capaces de negociar ni de mantener diálogos con opiniones diversas. Sus intenciones girarán en torno a ganar poder e importancia, siendo fanáticos del orden y el perfeccionismo.
Cómo sanar la herida: La forma de curarse es trabajar la rigidez mental, cultivando la flexibilidad y la confianza hacia los demás.
Frase de sanación: “Me amo y me acepto tal como soy”
No importa que tan bueno creas o sientas que fue la relación con tus padres, tienes de igual manera heridas que sanar. Nunca olvides que es tu niño interior el que sufrió estas experiencias traumatizantes y eres tu, siendo adulto, quien vive sus consecuencias y bloqueos en tu presente. Algo tan esencial como aprender a cuidar de nosotros mismos, de priorizar nos cada día para desconectarnos poco a poco de los resentimientos ocultos, nos permitirá dejar de ser cautivos de las heridas del pasado. La memoria no puede borrar las lagrimas de lo vivido, pero puede darles calma y sosiego como quien ve un río discurrir.
Todo pasa! Sanaras cuando decidas hacerlo!
La Terapia Transgeneracional Evolutiva, gracias al estudio de tu árbol genealógico, basado en la psicogenealogia, te permitirá llegar al evento/experiencia que generó la herida de infancia que deseas sanar y así desbloquear tu presente.
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